La Fráter como cariñosamente le llamamos, es una congregación formada por personas que reconocen a Jesucristo como el Hijo de Dios y el Salvador de sus vidas y están convencidos de que el cristianismo genuino, es la única esperanza para rescatar al hombre y la familia del caos actual. Se propone proclamar, por todos los medios a su alcance, a Jesucristo como el único camino de salvación y al cristianismo como la mejor forma de vida.
Que nos caracteriza:
El amor
Nos caracteriza el amor por Dios y por el prójimo. En la Fráter sin importar nuestra raza o condición económica, todos somos uno en Dios. Nos une nuestra fe y eso basta y sobra. Inspirados por el amor de Dios, buscamos reflejar Su amor por los demás, al compartir nuestra fe y ayudarnos unos a otros a vivirla. Celebramos juntos en las buenas y lloramos y nos apoyamos juntos en las malas. Todos los miembros de la Fráter procuramos amarnos como Jesús nos amó, y en humildad consideramos a los demás como superiores a nosotros mismos.
El poder
Nos caracteriza el poder. Un poder que no es nuestro. Dios prometió que recibiríamos poder cuando recibiéramos al Espíritu Santo. Aquel que Jesús nos dio cuando resucitó al tercer día. Ese poder que viene de la presencia de Dios en nuestras vidas, nos respalda cuando testificamos el evangelio de Jesús en todo tiempo y lugar. Es ese poder el que transforma la vida de todo pecador, le declara justo y le permite nacer a una nueva vida en Dios. Poder que sana enfermos, transforma vidas y nos da una vida eterna. Poder que nos permite hacer grandes cosas a través de hombres pequeños. Poder que nos ha permitido hasta el día de hoy, lograr todo lo que tenemos.
El orden
Nos caracteriza el orden. Nuestro sello en todo lo que hacemos es la excelencia. Ese deseo continuo por querer hacer las cosas cada vez mejor. Orden y puntualidad en nuestras reuniones, orden en todo lo que hacemos. No improvisamos nada, todo lo planificamos y lo hacemos como para Dios, en el nombre del Señor Jesús y de buena gana. Vivimos un orden en nuestras vidas y en nuestras reuniones congregacionales, basado en lo que enseña la Biblia.